Carlos Agudelo Montoya
Día 6. En tiempos de incertidumbre
Orden ordenado
Silencio en los mares
silencio en los cielos
todos ordenados
callados y adentro
el miedo flotando
la muerte latiendo
Todos conectados
escuchando
viendo
creyendo
Qué Orden tan ordenado
Los niños inmunes
pantallas por dentro
los jóvenes listos
y desde sus cuartos, en el universo
adultos con miedo
sosteniendo el Mundo
conteniendo el llanto
cotizando sueldos
Tratando, entendiendo
Y aquellos ancianos
que ya la lograron
sin consumir datos
sólo pensión y favores médicos
se quedan tan sólo latiendo, latiendo
Qué Orden tan ordenado
El que quiera vivir
será conectado y aunque hablé bien se queda callado
porque hay silencio en los mares
silencio en los cielos
y el alma robada de todos por dentro.
Pilar González
Deseo

Tan pronto la vimos, en plan agorero, le dije a mi mujer: "pide un deseo". Se quedó callada un rato largo mientras la mariquita, quizá ella en plan suicida, se trepaba a lo más alto de la ventana. Esperaba que mi mujer me siguiera el juego, como cuando a uno le dicen que pida un deseo y escoja un ojo. De pronto, cuando ya no esperaba que me pidiera nada, me dijo sin dejar de perseguir con la mirada a la mariquita: "Que afuera todo se diluya..."
La miré con extrañeza. Expectante, como ante un oráculo. Y después de una pausa teatral, me soltó el resto:
"...para que adentro todo suceda".
La vi salir del cuarto como levitando. Cerró la puerta despacio.
Andrés Alonso
Luna que enloquece
Si me dicen que estoy loco,
que me elevo con frecuencia
que comento incongruencias
Que a menudo pierdo el foco
Que ya nunca me sofoco
Que mi voz Inoportuna
parece cabra montuna
saltando de verso en verso
hablando más que un converso
.. es responsable la LUNA
CARAM
Lugares olvidados
Desde esa noche en la que impulsado por un repentino deseo de hacer algo distinto, no había vuelto por allí.
Esa vez, acompanándose de dos botellas de vino, se dedicó a consumirlas escuchando música y bailando al calor del son cubano y montuno. Ebrio después de varias horas en esa actividad, se sentó en la hamaca allí dispuesta y observó el panorama. Comenzó por las paredes, en las cuales colgaban cuadros de pintores, grabadores y fotografos famosos y reconocidos, y en una de ellas, terminó reconociendo una fotografía suya que había realizado en la ciudad más pequeña del mundo, Frías, Burgos, en el alto Ebro. Ese detalle lo emocionó y como las botellas de vino se habían agotado, decidió consumir un licor mas fuerte, así que optó por una botella de Pisco Hacienda. Acompañandolo con limón, hielo y un poco de soda, terminó consumiendo un cuarto de la botella hasta caer completamente borracho.
No sabe cómo, pero terminó acostado en su cama. A la mañana siguiente y con una fuerte resaca, se levantó e intentó recordar lo sucedido, pero no tenía recuerdos, así que decidió darse un duchazo para bajar el malestar.
Todos los días cruzaba por allí, hasta que hoy en la mañana decidió volver a aquel lugar, cuando con escoba y trapera en mano le haría aseo a la sala de su casa.
Ilvar Josué Carantón